En cuanto a la música, ha habido muchos momentos absolutamente sublimes. Es mucha la música que he tenido la fortuna de escuchar, de disfrutar. Pero si tuviera que quedarme con uno solo de esos momentos probablemente sería cada vez que escucho el adagietto del cuarto movimiento de la Quinta Sinfonía de Mahler. Hoy, más de 22 años desde que lo escuché por primera vez, continúa provocándome la misma reflexión: cómo es posible tanta belleza?...
Sin embargo, admito que no siempre busco comfort en música tan elaborada. Con los primeros fríos otoñales, cuando las hojas de los árboles alcanzan el color cobrizo antes de desprenderse para siempre de las ramas, en esos días de noviembre en los que el sol apenas acaricia, cuando a veces siento que el mundo se derrumba, me gusta refugiarme en canciones a las que llamo "ruido brumoso". Guitarras con una sutil cadencia, que parecen desgarrar, acompañadas de voces que susurran o que lamentan, percusión lenta y poquísima floritura, en ocasiones algunas notas de órgano. El amigo Plant es, en este tipo de canciones, una fuente inagotable de recursos.
Ahí os dejo algunos de esos inolvidables ruidos brumosos que me confortan en otoño:
Silver Rider - Robert Plant
Monkey - Robert Plant
Nothing - Robert Plant & Alison Krauss
Let me in - REM
Pass you by - Gillian Welch
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