Monday, February 27, 2017

A distant neighborhood

Este último fin de semana me di el placer de leerme de un tirón la maravillosa novela gráfica de Jiro Taniguchi "Un barrio lejano", traducido al inglés como "A distant neighborhood". Además de ser un excelente dibujante, lo que más aprecio de Taniguchi es su exquisita sensibilidad para tratar la fragilidad que tenemos los seres humanos en muchos momentos de nuestra vida, y su capacidad para expresar la belleza de esa fragilidad a través de los maravillosos guiones que acompañan a sus dibujos.



Últimamente he leído a varios escritores y articulistas de la prensa norteamericana y británica referirse a series televisivas y libros, algunos de ellos con mucha solera, que recrean el "What if?", es decir, qué hubiera sucedido si los acontecimientos históricos nos hubieran conducido por senderos diferentes. Los artículos que he leído se han referido generalmente a situaciones como la que se describe en la serie televisiva norteamericana "The man in the high castle",  donde se parte de una supuesta victoria del Eje en la última contienda mundial, y una división del territorio estadounidense en tres zonas: una Costa Este administrada por el Tercer Reich, una Costa Oeste propiedad del Imperio Nipón, y un Mid-West en manos de una resistencia desorganizada y con grupúsculos operando cada uno a su aire.

Cuento todo esto porque el argumento central de la estupenda novela gráfica de Taniguchi es también un "What if?", pero a nivel personal de un individuo japonés de 48 años de edad, que por despiste se encuentra abordo de un tren que lo lleva a su ciudad natal, a la que hace años que no visita. Al llegar decide acudir a rendir homenaje a sus familiares fallecidos, entre ellos su adorada madre. Estando en el cementerio pierde momentáneamente el conocimiento y al despertar se encuentra trasladado al su final de época educativa básica, a los catorce años. Así es, la vida le ofrece una segunda oportunidad, otorgándole un cuerpo de catorce años pero con todo lo aprendido hasta sus 48 años...quién no daría por tener una oportunidad así...

No cuento más. Mejor leer y disfrutar de este maravilloso regalo de sensibilidad que una vez más nos hace el maestro Taniguchi.


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