Monday, September 25, 2017

Who Knows Where The Time Goes



Cuando a mis 18 años me adentré en la fascinante odisea de descubrir la música americana de la Costa Oeste, aquella maravillosa respuesta a la invasión británica liderada por los Beatles y los Stones del primer lustro de la década prodigiosa de los 60s, enseguida me enganché a un trío de voces que me sacudió de raíz, y que llegó a mi vida para quedarse: Crosby, Stills & Nash (CSN). Más adelante se les unió el canadiense Neil Young, que siempre me gustó más cuando era parte de Buffalo Springfield (junto con Stills) o en solitario.

De CSN me fuí grabando canciones sueltas de LPs recopilatorios de la música de aquella década, así como también de la radio. Había una cadena llamada Radio 80 Serie Oro en la que de vez en cuando se colaba alguna de sus canciones más conocidas. No sé cómo describir la música de CSN. Tiene influencias de folk, country, americana, costa oeste...pero todo maravillosamente combinado y expresado en ese trío de voces único.

El primer disco que tuve de ellos, un CD doble, lo adquirí en la Tower Records que había, sino recuerdo mal, en Picadilly Circus, en el corazón de Londres. Recopilaba sus principales canciones pero también te ofrecía nuevas mezclas. Esos CDs no llegaban fácilmente en aquella época a una ciudad española de provincias. Recuerdo que me costó una pasta: 39.99 libras esterlinas. Pero mereció la pena. Vaya que si lo mereció. A día de hoy todavía considero ese doble CD como una de las mejores inversiones de mi discografía.

Mi canción favorita en aquel entonces era Suite: Judy Blue Eyes. Más tarde supe que esa Judy "Ojos Azules" era Judy Collins, una cantante folk por la que estuvo coladito mi favorito del trío: Stephen Stills. Yo he de confesar que mi devoción por CSN era casi idéntica a la tirria que sentía por las cantantes folk de entonces. Supongo que la culpa la tiene Joan Baez, que me sigue pareciendo insufrible. Lo malo es que acabé metiendo en el mismo saco a artistas como Joan Mitchell, que fue musa de Graham Nash, y a la susodicha Collins, y me perdí por un par de décadas dos cantantes como la copa de un pino.



Como decía anteriormente, Stephen Stills, probablemente el músico con el que más me he sentido identificado en mi vida, formó parte de la banda  Buffalo Springfield junto con Neil Young. De esa colaboración salieron canciones legendarias como For What It´s Worth, Expecting To Fly, y Questions. Meter a Young y a Stills en un estudio de grabación o en un bus y a recorrer América debe ser igual que meter una chispa en un cartucho de TNT. Imposible que no estalle. Y así fue. Stills rompió con Young y en ese momento Judy Collins le llamó para ayudarle a grabar su disco Who Knows Where The Time Goes. Yo de esto no tenía ni idea hasta que, tras engancharme hace unos tres años a un CD de Joan Mitchell titulado Both Sides Now en el que reinterpreta varias canciones al más puro estilo del American Songbook, decidí darle una oportunidad a Judy Collins porque ví que en aquel disco había una versión de Pretty Polly, una canción tradicional británica que confundí con Polly Come Home, la que aparece en el CD Raising Sand de otro de mis músicos favoritos, Robert Plant, con la colaboración de la cantante de Bluegrass Alison Krauss.

El caso es que me adentré en descubrir a esta cantante folk americana cuyos ojos azules deslumbraron en su día a mi músico favorito. Y sucedió lo que tenía que suceder. Who Knows Where The Time Goes contiene una música de una belleza indescriptible. Tiene folk, por supuesto. Pero sobre todo tiene un Country...por Dios...

Los aportes de la guitarra eléctrica de Stills son únicos. Pero también hay que destacar la pedal steel guitar de Buddy Emmons y el dobro de James Burton. Todo ello liderado por la excelsa voz folk de Judy Collins.

De ese disco me quedo con cuatro canciones, por este orden: First Boy I Loved, Poor Immigrant, Someday Soon y la mencionada Pretty Polly.

First Boy I Loved

Poor Immigrant

Someday Soon

Pretty Polly

Concluyo con un poquito de magia. La que experimenté cuando justo en las semanas en las que estaba totalmente enganchado a este disco supe que Judy Collins y Stephen Stills se habían reunido de nuevo, casi 50 años después de grabar esas canciones, y andaban de gira por América. Casualmente, el 12 de agosto tocaban en el Club Birchmere en Alexandria, Virginia, al otro lado del río Potomac, en donde he escuchado conciertos de la Marshall Tucker Band, Gregg Allman o Sarah Jarosz.

Y allí me fui un sábado por la noche, a escuchar a esta pareja cantar canciones y contar anécdotas del tiempo en que crearon uno de los discos más entrañables que he escuchado jamás. Pura magia.



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