Wednesday, December 28, 2016

Farewell to my first princess...

Estuvo en mi corazón, pero sobre todo en mi cabeza durante casi 40 años. Desde aquel verano de 1977 en que acudí a ver al cinema Palafox de Zaragoza el episodio IV de la saga más famosa de la historia del cine. Mi primera princesa se ha ido de este mundo, de repente, tal y como llegó.

La Princesa Leia, de cazarecompensas, en Tatooine (El Retorno del Jedi)

Al conocerla me quedé con los típicos gestos con los que se queda un niño al que le han vendido la idea de las princesas son mujeres a las que hay que rescatar de dragones y malvados, que hablan el lenguaje de los ángeles, o que agradecen tus gestas o te dan ánimos con besos y caricias. Por eso recuerdo con cariño infantil las escenas en la que la princesa Leia abriga con una manta a un Luke Skywalker destrozado por la muerte de su mentor Obi-Wan Kenobi a manos de Lord Vader, o aquella en la que estampa un beso en la mejilla del futuro Jedi antes de cruzar abrazados, balanceándose en una cuerda, el abismo dentro de la Estrella de la Muerte, impertérritos ante el intenso fuego de los blasters imperiales. O durante la ceremonia final, absolutamente deslumbrante en ese vestido blanco, colocando las medallas de agradecimiento de la vieja República a los héroes Skywalker y Solo.

Pero conforme pasaron los años, me fui dando cuenta que Leia no era una princesa como las de los cuentos de infancia, que esperaban en sus castillos a que un guerrero las rescatase, pasivas e incapaces de rescatarse a sí mismas. Y en la enésima vez que vi las tres primeras películas de la saga descubrí matices de ese carácter que ha marcado mi ideal de mujer desde entonces. Además de una estética femenina que hasta el día de hoy confieso cuasi insuperable, Leia era capaz de soltarle a un proto-Jedi como Luke, que venía a rescatarla hasta la mismísima puerta del calabozo imperial, esas frases épicas de:

Leia: "Aren´t you a little short for a stormtrooper?"
Luke: "I´m Luke Skywalker, I´m here to rescue you".
Leia: "You´re who?"...

Y también me acuerdo del coraje de esta princesa, estrangulando al apestoso Jabb the Hutt con la cadena que la mantenía presa en su harén de Tatooine. Cualquier cosa con tal de acortar la vida de esa deplorable criatura que le obligó a vestir semejante bikini dorado...

Y después de verla encarar a Darth Vader, de admirar su integridad al conocer la noticia de que su planeta originario (Alderaan) ha sido desintegrado por el fuego de la primera Estrella de la Muerte, de maravillarme con su estoica evacuación del helado planeta de Hoth, de enternecerme durante su rescate a Han Solo de su forzada hibernación en carbono, y tantas otras hazañas...me es imposible no considerar absolutamente normal verla ascendida a General Organa en episodio VII de la saga.

Maldito sea este año 2016 que se ha llevado,entre otros, a Leonard Cohen, David Bowie, George Michael y a Carrie Fisher, la Princesa Leia, mi primera princesa...

  Durante la evacuación del Planeta Hoth (El Imperio Contraataca)


 


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