Tuesday, May 10, 2016

England´s Anthem

Bill Bryson es un escritor americano, autor, entre otros, del popular libro "A short history of nearly everything" ("Una breve historia de casi todo") que explica en un lenguaje fácilmente comprensible para cualquier lector aspectos relacionados con la ciencia. Pero además de escritor, Bill es un enamorado del Reino Unido y de sus gentes.

Bill, que residió durante muchos años de su vida adulta en Inglaterra, describe a la perfección en uno de sus libros ("Notes from a small island") la admirable y cuasi innata amabilidad y cortesía de sus habitantes: "They boarded the train with patience and without pushing, and said Sorry when they bumped or inadvertently impinged on someone else´s space. I admired this instinctive consideration for others, and was struck by what a regular thing that is in Britain and how little it is noticed".

Recuerdo que cuando me trasladé a vivir a Inglaterra hace 25 años este civismo fue una de las cosas más gratas que descubrí. Fue un cambio radical para mi residir en un país donde la gente te sujetaba la puerta, respetaba las filas, o se disculpaba por rozarte en el tren o por cruzar delante tuyo.

El otro día me encontraba en el aeropuerto de Miami, a punto de embarcar en un avión rumbo a un país del Caribe donde ese tipo de civismo brilla generalmente por su ausencia, al menos en el momento de abordar un aeroplano. He realizado este vuelo en numerosas ocasiones y el embarque siempre es un absoluto despelote: el más grande, más alto o más grosero es el que embarca primero. El otro día la desorganización era, si cabe, aún mayor de lo habitual ya que había habido un atraso monumental (nunca este vuelo ha salido puntual...nunca!) por no sé qué falla técnica del avión y nos habían cambiado de puerta de embarque. El caso es que en mitad de todo el follón, con una buena dósis de flema británica, me puse a escuchar con mis audífonos el himno "Jerusalem". No sé porqué lo hice. Supongo que para encontrar algo de paz en mitad de aquel desmadre. Mientras el resto de pasajeros se daban empujones, codazos, o se gritaban (a mi me cayeron también varios de estos, pero no me importó), mi espíritu viajaba al trayecto que siempre hago en tren entre Heathrow y Paddington Station.

Y es que cada vez que llego al principal aeropuerto de Londres y me subo al tren rumbo a la ciudad, mientras me reencuentro visualmente con el verde del paisaje o con el color rojizo de los ladrillos de las casas que hay en el trayecto hasta la capital, Jerusalem me sirve de banda sonora para esa sensación de paz y felicidad que experimento en esos primeros minutos de mi retorno a la isla.

Hay otros himnos británicos que son maravillosos: el oficial, God Save the Queen, o cómo no, Britannia Rule the Waves ("Rule" sin "s" al final, porque es Imperativo, no Presente Singular), por citar a los más famosos.

Pero para mi Jerusalem es el mejor. En los meses previos al reciente referendum escocés se habló de que si ganaba la opción pro-independencia, habría que buscar un nuevo himno distinto al God Save the Queen, pero para Inglaterra, ya que la entidad política de la Gran Bretaña dejaría de existir. Y obviamente Jerusalem estuvo en el pensamiento de muchos como el gran favorito.

El nombre del himno puede confundir al principio. Qué tiene que ver Inglaterra con la ciudad de Oriente Medio? La explicación es que la letra de Jerusalem en realidad proviene de un poema de William Blake titulado "And did those feet in ancient time". Dicho poema refiere la historia apócrifa de un jóven Jesús que, acompañado por el mercader José de Arimatea, viajó a lo que hoy es Inglaterra, visitando Glastonbury. El tema de este poema está relacionado con el Libro de la Revelación (3:12 y 21:2) que describe la Segunda Llegada, en la cual Jesús establece una Nueva Jerusalem.

No quiero contar más. Es mejor escuchar el himno y seguir su maravillosa letra. Espero que lo disfrutéis!

Jerusalem Hymn

And did those feet in ancient time
Walk upon England's mountain green?
And was the holy Lamb of God
On England's pleasant pastures seen?
And did the countenance divine
Shine forth upon our clouded hills?
And was Jerusalem builded here
Among those dark satanic mills?

Bring me my bow of burning gold!
Bring me my arrows of desire!
Bring me my spear! O clouds, unfold!
Bring me my chariot of fire!
I will not cease from mental fight,
Nor shall my sword sleep in my hand,
Till we have built Jerusalem
In England's green and pleasant land.



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