Thursday, June 5, 2014

Kennedy & Gini: a tale of two friends



Como buen marino, para explicar una de sus dos grandes contribuciones a la Historia, Kennedy dijo una vez eso de que "a rising tide lifts all boats", o sea, "una buena ola alza todos los botes". Contrariamente a la creencia general, fue Kennedy, y no Reagan, el primer presidente de EEUU defensor de las políticas económicas desde el lado de la oferta (supply-side economics), en contraposición a las keynesianas del lado de la demanda. En su célebre frase marinera Kennedy se refería a que no hay nada mejor para reducir la desigualdad que un buen chute de crecimiento económico. Mira tú por donde un reciente estudio de dos economistas de renombre (Moore y Vedder) le ha vuelto a dar la razón. Resulta que estos señores acaban de descubrir que el índice de Gini, tradicionalmente utilizado para medir la desigualdad en ingresos, en los estados americanos que han seguido políticas redistributivas es sustancialmente peor que en los estados que han hecho caso a la receta de Kennedy. Así, estados considerados como los más desiguales del país, como el Distrito de Columbia (léase: Washington, capital), Nueva York o Connecticut, dominados por políticas redistributivas e imposición de salario mínimo, tienen un índice de Gini bastante peor que el de estados de políticas calificadas como liberales (p.ej. rebajas impositivas), tales como Alaska, Utah, Wyoming o Nueva Hampshire. Hasta Texas, donde según algunos impera la ley económica del Lejano Oeste, tiene un índice de Gini y un % de población de pobreza inferiores al oasis progresista de California. Según los autores del estudio, las políticas redistributivas están provocando una auténtica sangría de contribuyentes de los estados "progresistas" a los estados "business-friendly" que a su vez es causa de un deterioro económico en los primeros, con la consiguiente reducción del empleo y de los ingresos en general de toda la población, y en particular de los más pobres. Toma castaña. En Europa, al menos en algunos países como España, todo esto que cuento sé que suena a chino, o peor aún, a pecado. Lo que sucede es que todavía la burocracia europea y las dificultades añadidas de la diversidad idiomática y jurídica dificultan que empresas y particulares puedan tomar decisiones raudas de "votar con los pies", como se dice en EEUU. Si entre dos países europeos fuera igual de fácil trasladar una oficina, fábrica o cambiar de trabajo como lo es entre Texas y California, en algunos países que yo conozco solo quedarían turistas para el verano, y rentistas y jubilados para el resto del año.

No comments:

Post a Comment